jueves, 8 de agosto de 2013

La libertad sexual consiste en poder decir "sí", pero también "no".

Quienes repudiamos el condicionamiento religioso, patriarcal, conservador... nos esforzamos por educar a chicos y chicas para que sean libres de decir "sí" a las relaciones sexuales seguras y consentidas, y para explorar su propio cuerpo. Nos esforzamos por alejar a las chicas de esa mentalidad machista que reza que ellas deben tener relaciones sexuales solo dentro del matrimonio y con su pareja, además de alejar a los chicos de esa tendencia a creer que un "macho bien macho" es aquel que logra acostarse con todas, les guste o no les guste, y quieran ellas o no.

La libertad sexual, además de la educación sexual, en condiciones de plena libertad, igualdad y seguridad, es uno de nuestros principales objetivos.

Para ello, imprescindible es el logro de un fácil acceso a los métodos anticonceptivos para todos y todas; el logro de una mentalidad abierta que no rechace a aquella mujer o aquel varón que decide tener relaciones extra-matrimoniales; el logro de la libertad de ser o no ser padre/madre; etc.

Pero, indudablemente, y esto se está pasando un poco por alto... es imprescindible educar también para saber decir "no".

Digo que es importante, porque muestra cómo el machismo afecta a adolescentes y jóvenes en el tema afectivo y sexual. Es importante, porque el dichoso "no", hoy día perjudica tanto a chicas como a chicos, sin darnos cuenta.

A las chicas les perjudica porque, siguiendo el mandato patriarcal, no solo si se acuestan con muchos son tildadas como sucias o pecaminosas, sino que además, hoy día, con la excusa del "hay que ser progre", muchas chicas mantienen relaciones sexuales con gente sin querer tenerlas. Por miedo a quedar como unas dejadas, unas retrasadas, muchas chicas se acuestan con gente sin haberlo querido hacer.

Es decir, muchas adolescentes y jóvenes se debaten entre hacerlo o no hacerlo a raíz del conflicto "frígida o prostituta" (con perdón de las frígidas y las prostitutas, a quienes hay que respetar, pues no hacen nada malo). Y por este motivo, enseñar a las chicas a decir "no", además de "sí", es importante. Al fin y al cabo, lo importante es poder lo que a uno o una realmente le place sin importar las opiniones ajenas.

No olvidemos que la base de la opresión femenina mediante el hetero-patriarcado capitalista, no radica ni en decir que sí, ni en decir que no; ni en ser o no ser madre. La raíz de la opresión femenina está, sencillamente, en que una mujer, haga lo que haga, nunca sea bajo su propia decisión y autonomía. La opresión de una mujer se basa, simplemente, en que no pueda decidir por su propia cuenta.

Ahora bien, como ya he dicho, ese "no" también queda ausente en los varones.

El mandato masculino consiste en ser "todo un hombre", lo cual pasa principalmente por "no ser mujer". Por lo tanto, si ella tradicionalmente no debía acostarse más que con su pareja, él, por el contrario, ha de hacer el amor con toda la que se cruce por delante, esté o no dispuesta ella a mantener relaciones sexuales con él; y quiera él o no quiera.

De este modo, nos topamos con testimonios como el reflejado por parte de MB en esta entrada del blog Modela tu Placer, de la Pedagoga y Terapetuta sexual y de pareja Mónica Quesada Juan (texto que, por cierto, fue publicado en la revista feminista Píkara Magazine):

“Llevo un tiempo observando y sufriendo la opinión de mis amigos con respecto a cómo vivo mi sexualidad. Siempre he tenido éxito en el terreno amoroso y sexual en el sentido de que llamo la atención y no tengo que esforzarme mucho para ligar. Pero mis amigos siempre me dicen que soy tonto por no aprovechar todas las oportunidades que se me presentan. Y estoy empezando a dudar de si tengo algún problema porque es cierto que no me apetece siempre que me lo ofrecen. ¿Soy raro?. MB”.

De hecho, tras las horrendas fiestas de San Fermín en España, salieron múltiples imágenes y noticias sobre hombres tocando a mujeres. No voy a entrar en detalle al respecto. No voy a decir si me parece bien o mal que un hombre toque a una mujer, pues eso lo decide esa mujer, no yo. Si ella no quería y se sintió violada, habrá que apoyarla en su denuncia. Si a ella le gustó, disfrutó... ¿a quién le importa? Ella que disfrute y el resto a callar.

Pero poco se ha dicho de los varones... (ni siquiera los y las masculinistas, que tanto dicen centrarse en los problemas masculinos. Al final tenemos que ser los y las feministas quienes demos realmente la cara por ellas y por ellos...). Porque, sí, allí los hubo que disfrutaron tocando a mujeres (y si ellas querían y consintieron, bien por ellas y por ellos). Pero, quién sabe, tal vez también los hubo que no querían y fueron sutilmente obligados a tocar e incluso a abusar. Porque, no olvidemos, un macho bien macho "siempre quiere, nunca dice que no al sexo o a disfrutar utilizando a una mujer". Así pues, tal vez alguno, presionado por un grupo de amigos o por el propio contexto, con miedo de ser calificado como homosexual, retrógrado, imbécil... hiciese lo que no quería hacer.

Por supuesto, eso no quita que si toqueteó a alguna contra su voluntad (la de ella), por mucho que lo hiciese presionado, sin tan siquiera quererlo hacer él, entonces hizo mal y ha de ser juzgado. Pero también puede darse el caso de que una mujer obligue a un hombre a tocarla bajo la amenaza de juzgar "su virilidad".

En resumen: desde el feminismo y la coeducación deberíamos dejarnos de tanto debate absurdo de si velo sí o velo no; de si sexo sí o sexo no; de si lactancia materna sí o lactancia materna no; de si enseñar o no las tetas; de si tal postura sí o tal postura no...

Existe una realidad, cierto, y hay que criticarla. Pero no por ello hemos de caer en polos radicalmente opuestos. Determinados debates sobe "si esto sí o si esto no" me parecen tan absurdos como si debatimos el hecho de que haya o no haya penetración / absorción en las relaciones sexuales por miedo a caer en el coitocentrismo (digo "determinados" porque obviamente hay cosas a las que hay que decir un sí o un no rotundo. El relativismo no implica debatir entre aceptar o rechazar la pena de muerte, por ejemplo).

En serio. Dejémonos de ciertos binomios y de payasadas, y comencemos a hacer cada una y cada uno lo que nos gusta, lo que queremos.

Porque este asunto del "sí" y del "no" es más grave de lo que nos pensamos, dado que traspasa el tema del sexo. Hay niños que dicen "no" y se quedan sin jugar a las muñecas o sin ver una serie socialmente considerada de chicas solo para no ser criticados por sus semejantes. Hay niñas que dicen "no" y se echan atrás a la hora de jugar un partido de fútbol para que no las insulten. Pero también, al llegar a la adolescencia y la juventud, nos topamos con chicos y chicas que dicen "sí" a fumar marihuana por miedo a decir "no" y les miren mal.

Aprendamos y enseñemos a decir sí y no desde nuestra propia (y única) decisión... y así evitaremos muchos problemas, como las violaciones y los maltratos.

Seguro que nos va mucho mejor.

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