domingo, 2 de enero de 2011

Un logro histórico por parte de una mujer gracias a la educación.

Gracias a la educación han triunfado muchas personas en la historia. Y, desde que la educación pudo estar al alcance de la mujer, éstas han logrado cosas que antes se daba por hecho que una mujer jamás llegaría a alcanzar.

Y es que fácil es creerse superior cuando se impide al prójimo competir desde tu mismo punto de partida. "Una mujer jamás podrá sacar adelante una carrera universitaria, porque son menos inteligentes que los hombres", se afirmaba antaño. Empero, entre otras muchas mujeres que han alcanzado y las que conseguirán este logro sin problema alguno, Concepción Arenal, Licenciada en Derecho, y María Goyry, que estudió Filosofía y Letras, dieron muestras de que se equivocaban con esta afirmación, y que poniendo la educación al alcance de toda persona, pueden conseguirse muchas cosas.

Hoy quiero resaltar un logro histórico en el mundo del ajedrez, dado que es una hazaña no sólo actual, sino que también primerina.

Me refiero al de la húngara Judith Polgar, quien, gracias a su padre y su madre, Laszlo y Klara Polgar, y a un programa educativo desarrollado por Laszlo (que estudió, al igual que su mujer, pedagogía), ha logrado situarse entre los diez primeros puestos de la FIDE (Fédération Internationale des Éches; Federación Internacional de Ajedrez).

Se decía que "una mujer no podría superar la puntuación de 2500 ELO, porque las mujeres disponen de un dominio espacial inferior al hombre", pero su padre, Laszlo, pensaba que un/a genio se hace más que nace, y sabía que el problema de la mujer en el mundo ajedrecístico radicaba en la discriminación que sufrían las mujeres, aparte que éstas competían por un lado; y los hombres, por otro.

Lazslo Polgar se empeñó en que sus hijas seguirían un programa educativo específico, y en que no jugarían competiciones exclusivas para mujeres.

Los frutos empezaron a dar resultado ya en 1984, cuando Zsuzsa (o Susan), la mayor, a la edad de 15 años consagró el puesto número uno en la clasificación femenina, y en 1991 consiguió el título de Gran Maestro. Posteriormente, Sofía, la hermana mediana, en  1989, con 15 años, venció el open de Roma (open mixto) con una puntuación de 8´5 de 9.


(Judith, Sofía y Zsuzsa Polgar)

Por último, vayamos con Judith.

Judith comenzó a destacar a temprana edad, y ya con 8 años (y siempre jugando con su osito de peluche al lado) derrotaba a ajedrecistas experimentados.

En el año 1989, con 13 años, su puntación ELO era ya de 2555 (superando, con ello, la puntuación más alta alcanzada por una mujer); y en 1991, con 15 años, pasa a la historia del ajedrez al convertirse en la ajedrecista más joven en conseguir el título de Gran Maestro (tanto masculino como femenino).

Es a partir del año 2000 cuando Judith Polgar consigue superar los 2700 puntos, llegando a los 2735, y alcanza la 8ª posición en la clasificación de la FIDE.

A finales del año 2010 (por cierto, ha tenido un segundo bebé; esta vez niña, y se llama Hanna), tuvo una actuación impresionante en un torneo, al quedar la primera, dejando detrás a Vaselin Topalov (que se encuentra en el segundo puesto de la FIDE). Y no es que ganase únicamente una partida a Topalov, no; nada más y nada menos, de cuatro partidas, consiguió 3´5 puntos (es decir, venció 3 y en otra quedó tablas).

No hay jugador masculino de entre las primeras filas que no haya sufrido alguna derrota ante esta prodigiosa mujer. Incluido el mismísimo Gary Kasparov.

He querido hacer este homenaje a Judith, más que por ser, de entre todos los jugadores y todas las jugadores de ajedrez, mi favorita, por ser una mujer de estilo ofensivo que ha roto los estereotipos de género en el mundo del ajedrez (haciéndose un gran hueco en un mundo henchido de machismo), consiguiendo demostrar que no existe diferencia entre un hombre y una mujer en este juego, si se les da a todos los seres humanos una educación equitativa y las mismas oportunidades.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tener un buen padre es muy importante para una chica.

Fíjate también en Hipatia.

Kxlle

Enrique dijo...

De acuerdo contigo, Kuxille.

Ah, Hipatia... ¡Me encanta!

Besos.

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