martes, 25 de enero de 2011

Algunas pautas que pueden ayudar a mejorar la práctica docente.

1- No olvidar en ningún momento que cada alumno/a es un mundo aparte del resto de sus compañeros/as. No todo/a discente tiene el mismo Cociente Intelectual, las mismas habilidades, los mismos gustos, el mismo ritmo, la misma motivación, el mismo clima familiar, la misma adaptación al cambio... Tratar a un alumno o una alumna únicamente en función de su sexo, nacionalidad o potencialidad, pienso que es uno de los grandes errores pedagógicos que se ha cometido a lo largo de la historia, y que hay que evitar. Una vez seamos conscientes de esta realidad, podremos proporcionar una educación individualizada dentro del contexto de grupo. Las tutorías siempre vienen bien para combinar grupo e individualización.

2- Crear un clima de cooperación. Según los estudios, dentro de un ambiente de cooperación se obtienen mejores resultados que en un ambiente competitivo y que en un clima puramente individualista. En el caso de dar lugar a ambientes competitivos, es preferible que las competitividad no se dé entre grupos.

3- No olvidar que se está trabajando con un grupo. Hay ocasiones en las cuales los y las alumnos/as formulan preguntas al profesorado, y cuando esto ocurre, suele darse la situación de que el profesor o la profesora se acerca al educando que ha realizado la cuestión, y comienza a explicarle, a responderle o a entablar una conversación exclusivamente con esta persona, olvidando al resto de la clase. Un buen truco, cuando esto ocurre, consiste en alejarse del o la discente que ha preguntado, de tal forma que la distancia obligue a ambas partes a alzar la voz y a dirigirse al grupo en general.

4- Preguntar al grupo. Una pregunta dirigida un/a alumno/a en particular, atrae la atención de éste/a, pero el resto puede continuar "aislado". Por el contrario, una cuestión formulada al conjunto de alumnos y alumnas atrae la atención de todos/as ellos/as, y da la oportunidad de responder a quien lo desee, sin tener la presión que proporciona una pregunta formulada a alguien en concreto. Esto puede combinarse con preguntas individuales, que ayuden a centrare a aquellos/as que estén hablando.

5- Moverse (pienso que preferiblemente por todo el aula). Mantener la atención y la mirada fija en una persona que se encuentra parada, es incómodo y aburrido. Además, de este modo podemos conseguir que quienes se encuentran al fondo de la clase no se distraigan.

6- Realizar planteamientos, debates o preguntas que conlleven la reflexión del alumnado. Si preguntamos, por ejemplo, "Diferencias y similitudes entre John Locke y Jean Jacques Rousseau", habrá de responderse a la teoría, sin más, y se comprobará si el alumnado ha sabido memorizar dicha teoría. Sin embargo, por el contrario, si preguntamos "¿Qué modelo pedagógico piensas que ha predominado más al o largo de la historia, el de John Locke o el de Jean Jacques Rousseau? ¿Con cuál de ellos estás más en desacuerdo?  Explica el porqué de ambas cuestiones"; con este modelo de cuestiones estamos, no sólo constatando que conoce la teoría (pues no puede opinarse acertadamente sobre un tema que se desconoce), sino que también averiguamos que la comprende, y que es capaz de dar una valoración propia y un planteamiento crítico.

7- Jugar con los tonos de voz. Un tono de voz con altibajos ayuda más a mantener la atención que un tono monótono.

8- Llevar a cabo una evaluación inicial que nos permita saber  cuál es el punto de partida del conjunto de educandos y desempeñar un modelo de evaluación formativa, que permita a los alumnos y las alumncas conocerse a sí mismos/as, comprendiendo si rinden bien o mal a lo largo del curso, y aprendiendo qué aspectos deben mejorar.


9- Promover la evaluación continua. Estoy en contra de ese sistema tradicional en el que se impone a los y las discentes un único examen final en el que se juegan toda la tarea realizada durante el curso. ¿Alguien se ha parado a pensar que este método pone extremadamente nerviosos al conjunto del alumnado, disminuyendo drásticamente su rendimiento en el mismo; o que puede suceder que ese día un pariente de un/a alumno/a haya fallecido, que éste/a se encuentre mal o que, a causa de un miserable examen un determinado educando no llegue a alcanzar un puesto de trabajo, que necesita con urgencia para sacar dinero con el que poder pagar una operación médica que un familiar suyo pueda necesitar para sobrevivir?


10- Utilizar más de un método de evaluación. Emplear un único método de evaluación final fomenta el aprendizaje meramente memorístico, y dirigido a aprobar dicha prueba. El aprendizaje, pienso, debe ser duradero y comprensivo, no memorístico y para ser olvidado posteriormente. Yo estoy encontra de los exámenes, pues, bajo mi punto de vista, con estos sólo se consigue averiguar si los educandos han memorizado bien la lección; e inhiben, en numerosas ocasiones, la capacidad de razonar críticamente. Porque imaginemos que un/a docente ha explicado que "todos los negros son agresivos, sucios y deben ser esclavizados", y en el examen se pregunta "¿cómo son los negros?". A esta pregunta, obviamente, si un/a alumno/a quiere aprobar, deberá responder lo que su docente ha dictado. Sin embargo, realizando debates, exposiciones, trabajos... conseguimos que los y las discentes incorporen distintos puntos de vista (a parte de aquel que su maestro/a les haya proporcionado), y que aprendan a reflexionar sobre lo aprendido.

11- Conseguir que el aprendizaje sea significativo. Un aprendizaje es significativo cuando se comprende y está relacionado con otros temas, y no se ve como una materia aislada de otras. Por ejemplo, podemos estudiar las asignaturas de Histora, Lengua y Literatura, y Filosofía por separado, o podemos enlazar unas con otras mostrando, por ejemplo, que las ideas filosóficas dependían del contexto histórico en el que vivía el autor o la autora; que muchos acontecimientos históricos fueron originados gracias a la manera de pensar que había en la época (por ejemplo, el movimiento de la Ilustración y el deseo de liberación llevaron a la Revolución francesa de 1789); o que diversos/as autores/as escribieron sus obras a causa de la situación histórica vivida (a raíz de la Ilustración y la Revolución francesa se creó "La Enciclopedia", y Olimpia de Gouges escribió la "Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana").

12- Mostrar interés y motivación por lo que se enseña, y preocupación por el alumnado. Un/a alumno/a que siente que su profesor/a siente interés por su trabajo y que se preocupa por él/ella, será, por lo general, más abierto/a, más motivado/a y más flexible.

4 comentarios:

Ser Filosofista dijo...

¿Te platiqué que una vez di clases de filosofía en preparatoria? (No sé si exista eso allá, pero es la educación previa a la universitaria).

Creo que pocas cosas me han resultado tan horrendas en mi vida.

También di clases en preescolar, y eso sí, lo amé. Me hubiera gustado leer tu entrada entonces.

Besos.

Enrique dijo...

Hola, Ser Filosofista:

Aquí en España existe el Bachillerato, que consiste en un par de años de preparación para el Bachillerato (así que sí, aunque con otro nombre, tenemos preparatoria).

Sinceramente, no me gustaría dar clases en un Instituto. jejeje.

Seguro que hubiese sido agradable tenerte como profesora.

Saludos.

Enrique dijo...

Corrección: he dicho el Bachillerato es preparación para el Bachillerato, y es preparación para la Universidad.

Ser Filosofista dijo...

Así se llama aquí también, preparatoria o bachillerato. Y gracias por el comentario. Creo que sólo les gustaba mi clase a algunas excepciones, y a algún que otro adolescente enamorado jajaja.

Saludos.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...