domingo, 30 de enero de 2011

Crítica a Amy Chua y su educación coercitiva.

En el blog Madre de Mellizos (cuyo link es este: http://madredemellizos.blogspot.com/), hallé una entrada en la cual se habla sobre Amy Chua, quien ha escrito El himno de batalla de la madre tigre.  Según comenta Madre de Mellizos, Amy “en su libro explica que hay que educar con mano dura. Sin errores, ni caprichos, ni amigos. Defiende que inculcar el sentido de la competitividad y del éxito contribuye a que el niño madure más rápido. Castigar y humillar”.

He buscado información sobre Amy Chua y sobre dicho libro, y en éste, Amy comenta que las madres chinas son mejores que las madres de Estados Unidos porque las primeras no son permisivas, y explica alguna de las pautas que siguió con sus hijas:

-No dejar dormir a sus hijas fuera de casa.
-No dejarlas participar en juegos colectivos durante horas con otros niños.
-Impidió que participasen en alguna obra de teatro del colegio, y mucho menos que protestasen por ello.
-No permitió que viesen la televisión o jugasen con el ordenador.
-No dejó que ellas eligiesen sus propias actividades extracurriculares.
-Tenían prohibido sacar una nota por debajo del sobresaliente.
-Debían ser número uno en todas las asignaturas menos gimnasia y teatro.
-Debían tocar el violín o el piano. Cualquier otro instrumento estaba prohibido.

Amy Chua cita varios estudios para demostrar que las madres chinas se preocupan mucho más de la educación de sus hijos. Según ella, los niños occidentales pasan más tiempo jugando y haciendo deportes, mientras que los chinos estudian más y no entienden la enseñanza como algo divertido. Se trata de ser el mejor desde pequeño para después tener más oportunidades de mayor:

Aunque pueda sonar extraño, he ojeado fuentes que afirman que en China la educación es uno de los temas más debatidos por la sociedad, y se está luchando por cambiar la visión tradicional de la enseñanza, ya que consideran que se ejerce demasiada presión sobre los niños y las niñas desde la infancia, y dado que no promueve la imaginación y la creatividad.

De hecho, algunas de las pautas que defiende Amy Chua han creado en los/as jóvenes chinos/as depresiones e incluso odio y aversión hacia su padre y su madre. Muchas otras personas terminan abrumadas por la presión social y educativa, y acaban suicidándose. 

Dicho esto, voy a tratar de rebatir algunas de las ideas expuestas por la soñora Chua:

“Educar con mano dura. Sin errores, ni caprichos, ni amigos”: Bajo mi punto de vista, Amy Chúa confunde los términos “autoridad” y “autoritarismo”, así como “libertad” y “libertinaje”.

Si consultamos el diccionario de la R.A.E, las definiciones del concepto “autoritarismo” son:

1. m. Sistema fundado primariamente en el principio de autoridad.
2. m. Actitud de quien ejerce con exceso su autoridad.
3. m. Régimen autoritario.

Fijémonos que el autoritarismo hace referencia a que el principio básico está en la autoridad, y según la definición número 2, se ejerce en exceso.

Por contra, si buscamos la palabra “autoridad”, observamos lo siguiente:

1. f. Poder que gobierna o ejerce el mando, de hecho o de derecho.
2. f. Potestad, facultad, legitimidad.
3. f. Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia.

Para mí, un/a buen/a educador/a ha de tener autoridad, pues no puede “tomar el mando”, no puede guiar, aquella persona que carece de autoridad. Ahora bien, esta autoridad, aunque puede conseguirse por ley o por obligatoriedad, también puede conseguirse, como indica la tercera definición, por prestigio. Un/a educador/a que consigue gustar, captar la atención, orientar adecuadamente, fascinar… a su hijo/a o a sus alumnos/as, logrará tener autoridad de prestigio. ¿¡Cuántas veces hemos escuchado decir a los niños y las niñas "esto es así porque lo ha dicho mi papá, mi mamá o mi profesor/a", y no hay forma de hacerles entrar en otra razón a menos que sea su padre, madre o maestro/a quien se lo diga!? Porque los niños y las niñas, cuando comienzan a explorar y subsisten gracias al aprendizaje, se maravillan ante todo ser humano que les enseñe, que les guíe ante el mundo y les dé luz.

Cierto es que podemos conseguir autoridad si vamos tras la gente apuntándoles con un arma… pero en el momento en el que perdamos el arma, habremos perdido la autoridad y, muy probablemente, aquella persona a la que henchimos de miedo, se vuelva contra nosotros/as. Sin embargo, si logramos acaparar la autoridad mediante el prestigio, tendremos autoridad siempre.

Asimismo, podemos divisar que “libertinaje” hace referencia al  “desenfreno en las obras o en las palabras”; mientras que la “libertad” consiste en:

1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2. f. Estado o condición de quien no es esclavo.
3. f. Estado de quien no está preso.

Cuando Amy Chua hace referencia a “educar sin errores, ni caprichos, ni amigos”, he de decir lo siguiente:

Sin errores: Todo ser humano yerra. Como dijo Jesús de Nazaret, “que tire la primera piedra quien esté libre de pecado”. Es totalmente lógico que los niños y las niñas cometan errores, pues son, al igual que las personas adultas, seres inacabados, que necesitan que alguien les guíe en el mundo para poder saber qué está bien y qué está mal, qué es bueno para ellos/as y qué es malo.

Hay que tener en cuenta cuál es la acción que ha cometido el niño o la niña: si se trata de que éste/a ha pegado a alguien, lógicamente es “un error” que hay que enseñarle que está mal, por qué motivo, y enseñarle que toda acción tiene consecuencias (aunque hasta antes de los 6-7 años apenas nos comprenderá, según Jean Piaget, pues no es hasta alrededor de los 7 años cuando desarrolla la conciencia moral). Ahora bien, si estamos enseñando a un/a niño/a a sumar y a restar, absurdo es no permitir que se equivoque.

Los niños y las niñas necesitan normas. El mundo de los y las infantes es algo así como el espacio pero sin planetas, ni galaxias, ni estrellas. Está “oscuro y casi vacío”, y no pueden ver dónde está el arriba, dónde el abajo; dónde se encuentra la derecha y dónde la izquierda; qué deben hacer, y si lo que hacen está bien o mal…

Es por ello que necesitan normas que les ayuden a organizar su mundo, “su espacio”, para poder moverse con seguridad. Pero no todo se basa en normas. También precisan de afecto; saber que hay alguien ahí que les quiere, que les cuida, que les protege. Podría decirse que en un/a infante, amor es igual a normas más ternura y protección.

Sin caprichos: Hay que hacer notar que esta mujer parece no comprender que existe una gran diferencia entre “educar con caprichos” y “educar caprichosamente”. Toda persona de vez en cuando tiene caprichos, deseos. Si usted no tuviese el capricho de disponer de internet o de obtener algo de información acerca de los temas de educación, no estaría leyendo esta entrada en este momento. Lo mismo ocurre entre los/as niños/as: hay veces que tienen deseos.

La cuestión está en mantener un equilibrio entre qué se le puede ofrecer y qué no (y hacérselo entender. No vale un “porque lo digo yo”), y en no llegar hasta el punto de que lo consiga todo y sin ningún esfuerzo. Comprar un regalo alguna vez es otorgar algún capricho; ofrecer todo cuanto el niño o la niña quiera, es educar caprichosamente (lo cual llevará a esta persona a sentir grandes frustraciones cuando en un futuro se dé cuenta de que no todo puede conseguirse, y mucho menos fácilmente; por lo que se corren riesgos de que desarrolle actitudes de agresividad cada vez que desee algo).

Educar sin amigos: Algunos estudios y casos de “homeschooling”, en los cuales los padres y las madres no permitieron a los/as hijos/as relacionarse con amigos/as, arrojan muestras de que pueden llegar a sociabilizarse. No obstante, yo soy partidario de que tener amigos/as permite adquirir más puntos de vista aparte del de los padres y las madres, y ayuda a la independencia. Ahora bien, una cosa es educar con amigos/as… y otra cosa es educarse exclusivamente con los/as amigos/as. Es decir, hay que permitir que tengan los niños y las niñas, amigos y amigas, pero eso no significa que dejen de tener a su padre y a su madre, como sucede hoy en día. No pocas veces he atisbado a niños/as con menos de 10 años jugar en el parque, mientras su padre y su madre permanecen en su casa viendo la televisión. Opino que uno de los grandes problemas educativos reside en que numerosos/as padres/madres tienen a sus hijos/as como quien tiene un coche; quiero decir, que nunca permanecen junto a ellos/as (los hijos y las hijas están todo el día en el parque, en la escuela, con el abuelo y la abuela, en una actividad extraescolar, y no ven ni a su padre ni a su madre en todo el día). Busquemos, pues, un punto equilibrado: independencia pero con ayuda, con guía, con cuidados.

Según comenta Madre de Mellizos en su entrada, Amy Chua “defiende que inculcar el sentido de la competitividad y del éxito contribuye a que el niño madure más rápido. Castigar y humillar”.

En primer lugar, según los estudios, se consiguen mejores resultados en las aulas cuyos/as profesores/as crean un clima de cooperación, que en ambientes de competitividad.

Yo opino que debe existir la competitividad, pero con uno/a mismo/a. Aprender cuáles son las posibilidades y las limitaciones, y superar ambas partes, mejorándose tanto en habilidades físicas y mentales, como moralmente, a fin de llegar a ser no sólo una persona con mejores rendimientos, sino que también un mejor ser humano.

En cuanto a los castigos (haré caso omiso a lo de “humillar”, pues no tiene sentido alguno y creo que, sin necesidad de explicarlo, queda claro que es algo absurdo), he de precisar que los castigos son necesarios (pero teniendo en cuenta qué tipo de castigo se aplica, y que el grado y la duración vayan acorde con el daño causado). A mí me gusta más hablar de consecuencias lógicas, en vez de castigos. Por qué no sé qué sentido tiene castigar sin televisión a un/a niño/a que pegó a otro/a en el parque. Lo normal es que vaya asociada la acción a una consecuencia que tenga que ver con lo que se ha hecho. Sin embargo, tengo que matizar que los seres humanos tenemos la especial habilidad de fijarnos por lo general en todo aquello que es malo. Lo bueno no lo tenemos en cuenta. Y debería ser al contrario, pues es mucho más eficaz fortalecer las acciones buenas de los niños y las niñas fijándonos en qué hacen bien (por insignificante que nos parezca el acto realizado), y reforzándoles de vez en cuando con premios, que si solamente nos fijamos en lo malo y les castigamos, pues les inculcamos la idea de que siempre son torpes, que nada pueden, son malas personas, y actúan constantemente presionados, llevándoles, como indican los informes chinos, al odio y el suicidio. Y, sobretodo, soy partidario de que los premios obtenidos sean intrínsecos, más que provenientes del exterior. Es decir, que el premio consista en la satisfacción que se tiene al hacer las cosas bien, en lugar de hacer cosas buenas solamente porque así me van a dar un premio.

En conclusión: la educación debe ser un proceso de ayuda, que compagine autoridad con amor; independencia pero con ayuda; y normas con libertad.

Hay que conseguir realizar el ejemplo que me mostró un profesor cuando le pedí que me resumiese en pocas palabras en qué consistía la educación: me pidió que le diese la mano y me colocase de cuclillas. Después me dijo que caminase de cuclillas sin soltarle la mano, y que, a medida que avanzábamos juntos, fuese irguiéndome lentamente. Cuando me coloqué totalmente de pie, me soltó la mano y me pidió que avanzase unos pasos. Por último me dijo: “En eso consiste la educación”. Y, sin mediar más palabra, se marchó.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y es cierto: con un simple gesto me dijo más de lo que podía haberme comentado en una hora y media de clase.  

Con ese simple gesto, forjé mi propia definición de educación: Educar es un proceso por el cual una persona adulta y madura ayuda a otro ser pequeño e inmaduro a crecer, para sacar lo mejor que hay en él, y para formarle como un ser humano hábil (tanto física como intelectualmente), moral, maduro, libre e independiente.

viernes, 28 de enero de 2011

Cómo tranquilizar a un/a bebé.

-          Causas por las que puede llorar o irritarse un/a bebé:

El bebé puede sentirse mal porque tiene hambre, sueño, frío o gases; porque quiere obtener cariño o jugar; porque su pañal está mojado y frío; porque se siente enfermo; por un susto ocasionado a causa de un cambio espontáneo de un estado a otro (por ejemplo, de encontrarse en una habitación totalmente a oscuras, a una habitación muy iluminada); porque se siente agobiado a falta de movilidad.

Si ha dado de comer recientemente a su hijo/a y cree que la cantidad que ha ingerido fue suficiente, hay altas probabilidades de que la causa de su llanto no sea el hambre; aunque a veces puede suceder que sea así. Si ya han pasado dos horas desde la última toma, es fácil que su hijo/a se sienta hambriento/a, ya que el estómago de un recién nacido se vacía en algo menos de tres horas.

Si su bebé ha acabado hace poco de comer, puede ocurrir que los gases le produzcan malestar. Dándole algunos golpecitos en la espalda, podrá conseguir que éste/a pueda eructe, y con ello se sienta mejor. En el caso de que esto no sea efectivo, compruebe el estado del pañal. Todas estas verificaciones presuponen que el bebé no está enfermo. Si muestra algún problema médico, consulte con el pediatra.

-          Cómo calmar a un/a bebé:

Si el bebé llora porque está hambriento/a, lo óptimo es darle de comer. La leche materna o artificial ayudará a calmar su hambre (bajo mi punto de vista, dado que los estudios así lo demuestran, es preferible la leche materna).

Si llora porque necesita cariño, el pecho materno o el paterno, empleados a modo de chupete, acariciarle o cantarle una nana, pueden ser buenas prácticas.

Otra de las formas para distraer al bebé es el chupete. Durante los seis primeros meses de vida, la necesidad de succionar es tan fuerte que el hecho de tener un chupete en la boca, el puñito o los dedos (aunque sean los de usted) suele calmarlo enseguida. He leído en libros y artículos de dentistas que indican que el chupete no es negativo (aunque he escuchado decir que una prolongación excesiva del chupete puede ocasionar que la dentadura se forme hacia afuera. Pero sólo lo he oído decir; no es algo de lo que esté seguro).

Si se emplea el chupete, lo más probable es que no pueda dárselo hasta que el bebé esté algo más tranquilo, y no cuando “está fuera de sí”, pues no lo aceptará.

Un método que, según se comenta, es muy eficaz, es la subida del ascensor; táctica inventada por Janet Hodgson-White, y cuyo funcionamiento es el siguiente: sujete al bebé con firmeza por debajo de los brazos, manteniéndole recta la cabeza, y súbalo y bájelo suave y repetidamente mediante la flexión de sus rodillas, luego deténgase de repente. Intente aumentar el efecto parándose después con más rapidez. En teoría esta experiencia sirve para calmar lo suficiente al bebé y que acepte el chupete.

Mecer al niño es otra forma corriente de calmarlo (no estoy seguro de si el pedagogo Immanuel Kant tenía razón al afirmar que “mecer es perjudicial porque produce mareos”. (Téngase en cuenta de que pertenecía al siglo XIX, y desconocía muchas cosas que hoy día se saben).  En todo caso, pienso, debería referirse a mecer con agitación, como he atisbado hacer a algunos padres y algunas madres, que, desesperados/as, comienzan a acunar a su bebé, opino, de una manera un poco brusca.

El sonido de un aspirador cercano también puede servir. Otras, dejar correr el agua del grifo. Las cintas que imitan los sonidos del vientre materno resultan también útiles. Puede probar los ruidos de interferencias de la radio, o el ruido de la lavadora o secadora. Pruebe a colocar el bebé encima (cerrando la máquina, jejeje).

Un buen masaje abdominal suave siempre viene bien para los cólicos del lactante. Asimismo, un baño de agua templada es muy relajante. También se puede intentar distraerle colocándole frete a un espejo para que se vea reflejado, o con juguetes u otros objetos.

Si el bebé llora porque se siente oprimido o falto de movilidad, aflojando las sábanas de la cuna, aflojando su ropa o colocándole en un espacio más amplio puede bastar. De hecho, en estas ocasiones a veces se confunde la falta de movilidad con la falta de cariño; y lo que hacemos es cogerle y acariciarle, continuando dejándolo oprimido, cuando él/ella lo que quiere es sentirse libre; lo que desea es salir de la cuna.

Para evitar estos casos, yo soy partidario de dejar dormir al bebé en una especie de colchones, de tal forma que se ve sin barrotes. Si el colchón es su espacio desde los primeros momentos de vida, éste/a no se caerá. Al comienzo, cuando sus movimientos son más reducidos, si llega al borde del colchón y nota que una parte de su cuerpo no tiene apoyo, dará media vuelta. Cuando crezca un poco más, y pueda gatear, pueden colocarse unas barras para evitar que vaya a cualquier lado de la casas. Con estas barras, colocadas de tal forma que otorguen al niño o la niña un espacio amplio, permitirán que éste/a se mueva y a la vez podamos prevenir riesgos.

Hay padres y madres que siempre están preocupados/as y tienen "la necesidad" de estar las 24 horas del día observando a su hijo/a, de tal modo que les dejan en el carrito todo el tiempo, sin permitirles moverse. No es bueno que un/a bebé pase 4 horas en el parque sentado/a en el carrito, y aburriéndose. Lo que podemos hacer es llevar una manta y unos juguetes para que tenga espacio y algo con lo que entretenerse.

Por último, como método para tranquilizar a un/a bebé, funciona muchísimo (y según se dice es casi el método más eficaz) dar una vuelta en automóvil.

Fuente: Los tres primeros años de su hijo, de Burton White; Educar a niños y niñas de 0 a 6 años, de Maite Vallet; El secreto de tener bebés sanos y felices: aprende a calmar a tu bebé y a comunicarte con él, de Tracy Hogg y Melinda Blau; y 50 consejos para calmar el llanto de tu bebé, de José Manuel Sanz y Julia Molinuevo.   

Nota: Me han comentado que existe un libro titulado Cómo calmar al bebé que llora: el método Brazelton, de Berry Brazelton. No lo he leído, pero me han dicho que es muy bueno; y, buscando, he visto el índice del libro, y, a priori, parece ser bueno. Asimismo, este libro pertenece a la editorial "Medici", y, por lo general, los libros que he leído de esta editorial están bien y basados muchos de ellos en estudios científicos comprobados.

Finalizo esta entrada con un texto de Paulo Coelho, en su libro Maktub:

“Dice el maestro:

Si tienes que llorar, llora como los niños. Fuiste niño un día, y una de las primeras cosas que aprendiste en la vida fue llorar, porque forma parte de la existencia. Jamás olvides que eres libre, y que mostrar emociones no es una vergüenza.

Grita, solloza en alto; haz ruido si te da la gana, porque así lloran los niños, y ellos conocen la manera más rápida de sosegar sus corazones.

¿Te has fijado en cómo dejan de llorar los niños? Algo los distrae, algo llama su atención hacia una nueva aventura. Los niños dejan de llorar muy rápido. Eso mismo te pasará a ti, pero sólo si lloras como llora un niño”.

martes, 25 de enero de 2011

Algunas pautas que pueden ayudar a mejorar la práctica docente.

1- No olvidar en ningún momento que cada alumno/a es un mundo aparte del resto de sus compañeros/as. No todo/a discente tiene el mismo Cociente Intelectual, las mismas habilidades, los mismos gustos, el mismo ritmo, la misma motivación, el mismo clima familiar, la misma adaptación al cambio... Tratar a un alumno o una alumna únicamente en función de su sexo, nacionalidad o potencialidad, pienso que es uno de los grandes errores pedagógicos que se ha cometido a lo largo de la historia, y que hay que evitar. Una vez seamos conscientes de esta realidad, podremos proporcionar una educación individualizada dentro del contexto de grupo. Las tutorías siempre vienen bien para combinar grupo e individualización.

2- Crear un clima de cooperación. Según los estudios, dentro de un ambiente de cooperación se obtienen mejores resultados que en un ambiente competitivo y que en un clima puramente individualista. En el caso de dar lugar a ambientes competitivos, es preferible que las competitividad no se dé entre grupos.

3- No olvidar que se está trabajando con un grupo. Hay ocasiones en las cuales los y las alumnos/as formulan preguntas al profesorado, y cuando esto ocurre, suele darse la situación de que el profesor o la profesora se acerca al educando que ha realizado la cuestión, y comienza a explicarle, a responderle o a entablar una conversación exclusivamente con esta persona, olvidando al resto de la clase. Un buen truco, cuando esto ocurre, consiste en alejarse del o la discente que ha preguntado, de tal forma que la distancia obligue a ambas partes a alzar la voz y a dirigirse al grupo en general.

4- Preguntar al grupo. Una pregunta dirigida un/a alumno/a en particular, atrae la atención de éste/a, pero el resto puede continuar "aislado". Por el contrario, una cuestión formulada al conjunto de alumnos y alumnas atrae la atención de todos/as ellos/as, y da la oportunidad de responder a quien lo desee, sin tener la presión que proporciona una pregunta formulada a alguien en concreto. Esto puede combinarse con preguntas individuales, que ayuden a centrare a aquellos/as que estén hablando.

5- Moverse (pienso que preferiblemente por todo el aula). Mantener la atención y la mirada fija en una persona que se encuentra parada, es incómodo y aburrido. Además, de este modo podemos conseguir que quienes se encuentran al fondo de la clase no se distraigan.

6- Realizar planteamientos, debates o preguntas que conlleven la reflexión del alumnado. Si preguntamos, por ejemplo, "Diferencias y similitudes entre John Locke y Jean Jacques Rousseau", habrá de responderse a la teoría, sin más, y se comprobará si el alumnado ha sabido memorizar dicha teoría. Sin embargo, por el contrario, si preguntamos "¿Qué modelo pedagógico piensas que ha predominado más al o largo de la historia, el de John Locke o el de Jean Jacques Rousseau? ¿Con cuál de ellos estás más en desacuerdo?  Explica el porqué de ambas cuestiones"; con este modelo de cuestiones estamos, no sólo constatando que conoce la teoría (pues no puede opinarse acertadamente sobre un tema que se desconoce), sino que también averiguamos que la comprende, y que es capaz de dar una valoración propia y un planteamiento crítico.

7- Jugar con los tonos de voz. Un tono de voz con altibajos ayuda más a mantener la atención que un tono monótono.

8- Llevar a cabo una evaluación inicial que nos permita saber  cuál es el punto de partida del conjunto de educandos y desempeñar un modelo de evaluación formativa, que permita a los alumnos y las alumncas conocerse a sí mismos/as, comprendiendo si rinden bien o mal a lo largo del curso, y aprendiendo qué aspectos deben mejorar.


9- Promover la evaluación continua. Estoy en contra de ese sistema tradicional en el que se impone a los y las discentes un único examen final en el que se juegan toda la tarea realizada durante el curso. ¿Alguien se ha parado a pensar que este método pone extremadamente nerviosos al conjunto del alumnado, disminuyendo drásticamente su rendimiento en el mismo; o que puede suceder que ese día un pariente de un/a alumno/a haya fallecido, que éste/a se encuentre mal o que, a causa de un miserable examen un determinado educando no llegue a alcanzar un puesto de trabajo, que necesita con urgencia para sacar dinero con el que poder pagar una operación médica que un familiar suyo pueda necesitar para sobrevivir?


10- Utilizar más de un método de evaluación. Emplear un único método de evaluación final fomenta el aprendizaje meramente memorístico, y dirigido a aprobar dicha prueba. El aprendizaje, pienso, debe ser duradero y comprensivo, no memorístico y para ser olvidado posteriormente. Yo estoy encontra de los exámenes, pues, bajo mi punto de vista, con estos sólo se consigue averiguar si los educandos han memorizado bien la lección; e inhiben, en numerosas ocasiones, la capacidad de razonar críticamente. Porque imaginemos que un/a docente ha explicado que "todos los negros son agresivos, sucios y deben ser esclavizados", y en el examen se pregunta "¿cómo son los negros?". A esta pregunta, obviamente, si un/a alumno/a quiere aprobar, deberá responder lo que su docente ha dictado. Sin embargo, realizando debates, exposiciones, trabajos... conseguimos que los y las discentes incorporen distintos puntos de vista (a parte de aquel que su maestro/a les haya proporcionado), y que aprendan a reflexionar sobre lo aprendido.

11- Conseguir que el aprendizaje sea significativo. Un aprendizaje es significativo cuando se comprende y está relacionado con otros temas, y no se ve como una materia aislada de otras. Por ejemplo, podemos estudiar las asignaturas de Histora, Lengua y Literatura, y Filosofía por separado, o podemos enlazar unas con otras mostrando, por ejemplo, que las ideas filosóficas dependían del contexto histórico en el que vivía el autor o la autora; que muchos acontecimientos históricos fueron originados gracias a la manera de pensar que había en la época (por ejemplo, el movimiento de la Ilustración y el deseo de liberación llevaron a la Revolución francesa de 1789); o que diversos/as autores/as escribieron sus obras a causa de la situación histórica vivida (a raíz de la Ilustración y la Revolución francesa se creó "La Enciclopedia", y Olimpia de Gouges escribió la "Declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana").

12- Mostrar interés y motivación por lo que se enseña, y preocupación por el alumnado. Un/a alumno/a que siente que su profesor/a siente interés por su trabajo y que se preocupa por él/ella, será, por lo general, más abierto/a, más motivado/a y más flexible.

sábado, 22 de enero de 2011

El sexismo se inculca desde "la cuna". Muestras variadas de sexismo.

En numerosas ocasiones, dándonos cuenta del sexismo transmitido generación tras generación, y tratando de luchar contra este sistema a través de una educación no sexista, no sólo observamos la dificultad de lograrlo, sino que también llegamos tarde, de tal forma que, exponiendo un símil, no empleamos vacuna, sino medicamentos que pueden llegar a no resultar efectivos.

Resulta dificultoso porque la cantidad de canales que envían informaciones sexistas a nuestros/as hijos/as y alumnos/as es abrumadora, y muchas veces proviene de fuentes que ejercen una mayor influencia sobre ellos/as de la que podríamos a ejercer nosotros/as, como padres/madres, cuidadores/as o docentes.

Recuerdo que cuando estaba en el primer curso de carrera, mi profesor de Sociología de la Educación comentó que muchos niños y muchas niñas "quieren" más a la televisión que a sus padres y a sus madres o a sus docentes, dado que ésta primera permanece a su disposición todo el tiempo que ellos/as deseen, les entretiene, les enseña cosas y no les castiga. Por estos motivos, la televisión es un canal de transmisión de la información que puede ejercer, sin problema alguno, una influencia mayor sobre los niños y las niñas; y, teniendo en cuenta que este aparato transmite cada día centenares de imágenes sexistas, no es de extrañar que el sistema arraigue rápida y profundamente. Y esto sin contar otras fuentes.

Y menciono que llegamos tarde porque el sexismo, tal y como expresa el título de esta entrada, se inculca desde los primeros meses de vida. Es más, ya desde antes de nacer, tan pronto como una familia sabe si el feto es chico o chica, comienza a encauzarse la educación de ese futuro bebé en función del sexo al que corresponde.

Aunque tanto el padre como la madre deseen educar a su hijo o hija de forma no sexista, no toda la familia suele pensar de este modo; y, aun opinando así, en ocasiones no llegamos a darnos cuenta... y ocurren cosas como las que expongo a continuación:

- Si es chico, la habitación se pinta de azul, y todos los utensilios que el bebé vaya a emplear, llevan el mismo color (ropa, calzado, juguetes, cuna, chupete...).

-Si es chica, la habitación será pintada de color rosa.


Si yo les preguntase ahora mismo "¿cuál es la habitación del niño y cuál es la habitación de la niña?", muy probablemente casi todo el mundo (por no arriesgarme a decir todo el mundo), respondería que la habitación azul es del chico, y que la habitación rosa pertenece a la chica. ¿Por qué motivo? Porque todos/as tenemos la concepción sexista: niño = azul; niña = rosa; en lugar de la concepción no sexista: chico y chica = azul y/o rosa.

Una vez que haya nacido ese/a bebé, según algunos estudios, las familias tienden a actuar del siguiente modo (todo lo siguiente lo expongo bajo la suposición de que la familia quiere y cuida al bebé):

Si es chica, se le trata con mucha mayor dulzura y amor que en el caso de haber nacido chico. Se le proporciona más cariño, más protección y más amor. Se le abraza, acaricia y besa un mayor número de veces.

Si es chico, se le suele tratar con un menor número de abrazos y mimos, y se le presta menos atención.

A medida que va creciendo (hasta bien entrada la niñez):



En los chicos abundan más los juguetes que les permite desarrollar la imaginación, las habilidades psicomotrices e intelectuales y las habilidades espaciales (pelotas, coches de juguete, ordenadores infantiles, etc).


-
En las niñas abundan más toda clase de objetos que les hace desarrollar el afecto, y las tareas maternales y del hogar (peluches, bolsos, muñecos/as, muñecos-bebé, cocinitas, juegos de diseño de moda, etc). He visto, ya incluso a la edad de 6 años, a niñas con los labios pintados, maquilladas y utilizando tacones.

Dicen que las niñas se desarrollan antes que los niños de forma natural; no obstante, a veces me pregunto si el desarrollo más prematuro por parte de las chicas se debe a que a éstas se les enseña a desempeñar labores más adultas y maduras. Es decir, mientras en los chicos predomina el juego puro, en las chicas predominan, aunque en forma de juego, las labores socio-afectivas, las labores maternales y las labores del hogar, y, pienso, tal vez es esto lo que hace madurar psicológicamente a las chicas antes que los chicos; pues, como dicen en mi pueblo, "¡un día te llevaré a trabajar conmigo y ya verás que pronto espabilas!".

En la adolescencia, con relación a los temas de sexualidad:

A los chicos se les infunde el deseo y el poder sexual. Tienen control sobre su propio cuerpo, y pueden masturbarse a su antojo o hablar de sexo sin que eso suponga realizar una tarea banal, sucia, peligrosa y dolorosa. Se le enseña que en sus relaciones sexuales siempre sentirá placer, y debe dominar a la mujer, aparte de que si se fracasa en la relación sexual, la culpa es de él siempre.

A las chicas se les muestra que su cuerpo "pertenece a otras personas". Debe ser exhibido o utilizado al gusto del hombre o de la sociedad, y se les recompensa por someterse a ello. Al mismo tiempo, se les muestra que hacer esto es sucio y malo, y se les da un sentimiento de culpa por hacerlo. Están obligadas a someterse y no someterse al mismo tiempo. Del mismo modo, si ésta se masturba, es considerada una prostituta o una mala persona. Debe desear hacer el amor, pero al mismo tiempo debe rechazar las prácticas sexuales. Se le muestra que si mantiene relaciones sexuales sólo sentirá dolor, además de correr el riesgo de quedar embarazada de un/a bebé del cuál el padre rehusará, "pues ningún hombre quiere comprometerse a nada; y mucho menos a cuidar de un/a hijo/a".

En cuanto a la vestimenta y la apariencia física:

En el chico debe ser lo más sencilla posible. Pelo corto; la barba puede estar o no afeitada (eso depende del gusto de cada chico); puede estar o no depilado; y llevará camisa, pantalones y calzado como mínimo, pero sin serle exigido mucho más.

En las chicas, la vestimenta y la apariencia física, cuanto más compleja mejor. Debe predominar el pelo largo; la depilación; el maquillaje; la ropa ajustada, corta y provocativa; los tacones; un bolso en el que se lleven utensilios que permitan sacar a cualquier persona de cualquier apuro, etcétera, etcétera.

Anotación:

-Quede claro (por si acaso) que esta entrada trata de una crítica al sistema sexista y no un apoyo al mismo. Es decir, cuando digo "En el chico debe ser lo más sencilla posible. Pelo corto; la barba..." y "En las chicas, la vestimenta y la apariencia física, cuanto más compleja mejor...", no estoy comentando con ello que esto debe ser así, sino que la sociedad inculca que esto debe ser así; y lo estoy mostrando con el objetivo de criticarlo.

*Para más información sobre la educación anti-sexista y cómo puede procederse de forma educativa contra el sexismo, puede ver también la siguiente entrada: La educación anti-sexista: La vacuna contra el sexismo, cuyo link es: 

http://educacion-enrique.blogspot.com/2010/12/la-educacion-anti-sexista-la-vacuna.html

jueves, 20 de enero de 2011

Dos pequeñas historias de Paulo Coelho.

Lentejas: si quieres las tomas, y si no las dejas:

 “El filósofo Aristipo cortejaba el poder de la corte de Dionisio, tirano de Siracusa. Una tarde encontró a Diógenes preparándose un pequeño plato de lentejas.

-Si halagases a Dionisio, no te verías forzado a comer lentejas –dijo Aristipo.
-Si tú supieses comer lentejas, no te verías forzado a halagar a Dionisio –respondió Diógenes.

Dice el maestro:

Es verdad que existe un precio para todo, pero ese precio es relativo. Cuando perseguimos nuestros sueños, podemos dar la impresión a los demás de que somos miserables e infelices. Pero lo que los demás piensan no importa: lo que importa es la alegría de nuestro corazón”.

Cuestión de perspectiva:

“Un viejo sabio chino caminaba por un campo de nieve cuando vio a una mujer llorando.

-¿Por qué lloras? –preguntó él.
-Porque me acuerdo del pasado, de mi juventud, de la belleza que veía en el espejo, de los hombres que amé. Dios fue cruel conmigo porque me dio memoria. Él sabía que yo recordaría la primavera de mi vida, y que lloraría.

El sabio contempló el campo de nieve, con la mirada fija en un punto. En un determinado momento, la mujer paró de llorar.

-¿Qué estás mirando? –preguntó.
-Un campo de rosas –dijo el sabio-. Dios fue generoso conmigo porque me dio memoria. Él sabía que, en el invierno, yo siempre podría recordar la primavera y sonreír.

Fuente: Maktub. Paulo Coelho.

domingo, 16 de enero de 2011

¡Cuidado con los cursos de natación para niños/as menores de 3 años!

En un artículo de la revista del YMCA Discover, Marjorie M. Murphy, directora acuática del YMCA de Estados Unidos, reflejó los problemas relacionados con las clases de natación para niños/as pequeños/as, citando casos de lesión grave durante estas clases. En todos los casos, las lesiones se debían a una ingestión excesiva de agua, lo que provoca una condición conocida con el nombre de intoxicación por el agua. Como resultado de ello, el YMCA ha defendido la política del Council for National Cooperation in Aquatics con la afirmación siguiente: <<Los niños y las niñas menores de tres años no deberían asistir a clases de natación organizadas>>.

A continuación dejo por escrito parte del artículo del YMCA:

"La intoxicación por agua tiene lugar cuando una persona traga la suficiente cantidad de agua para reducir de forma significativa la concentración de sal (sodio) en la sangre. Esto produce una hinchazón del cerebro, lo que a su vez conduce a un menor nivel de conciencia, que pasa del letargo al estupor y luego al coma. Pueden producirse también ataques de apoplejía. Con un tratamiento adecuado, la condición es reversible, siempre que no exista una falta de oxígeno debida a una parada respiratoria prolongada durante los ataques, a los vómitos o a los atragantamientos. Entre los síntomas cabe citar: inquietud, debilidad, náuseas, tirón muscular, convulsiones y coma.

Ninguno de los niños parecía tener problemas cuando estaba en el agua; no sufrían ni atragantamientos ni asfixia. Los médicos no hallaron agua en sus pulmones.

Los adultos y los niños mayores no suelen beber la cantidad de agua suficiente para producir intoxicación. Pero los niños pequeños son vulnerables por dos motivos: su menor peso corporal (y volumen de sangre) y el reflejo natural de cualquier pequeño a tragar todo lo que entra en su boca. Los expertos en natación están de acuerdo en afirmar que un niño de corta edad deja espontáneamente de respirar cuando está sumergido en el agua, pero abre la boca y traga todo el agua que entra en ella.

Los médicos hace años que identificaron este problema, pero hasta hace poco no se dieron cuenta de que podía ocurrir mientras nadaba. Los casos que habían observado solían deberse a una alimentación incorrecta del pequeño, cuando los padres le daban agua en exceso o bien leche demasiado diluida. Los síntomas aparecen al cabo de 3-8 horas después de la ingesta de agua; por ello han pasado desapercibidos a muchos monitores de piscina. Unos síntomas leves de letargo o irritabilidad pueden considerarse normales cuando se supone que el niño está cansado. Los pequeños se lo pasan bien nadando, los problemas vienen más tarde...

Por último, no se ha demostrado que ninguno de los objetivos de las clases de natación para niños sea duradero. Los bebés con una exposición muy temprana al agua no han mostrado un rendimiento acuático mejor que aquellos que comenzaron más tarde. La capacidad de no ahogarse no sirve de nada hasta que el pequeño tiene la edad suficiente para saber que si se impulsa irá en una cierta dirección, y que si se limita a a flotar se quedará siempre en el mismo sitio.

Cualquier ventaja que pudiera derivarse de los programas precoces de natación se ve superada por los riesgos de intoxicación debida al agua. Por ello hemos reconocido un verdadero peligro de intoxicación durante las clases de natación. YMCA aconseja que en los cursos de natación para niños menores de tres años esté siempre presente un progenitor, y que no se coloque bajo el agua a ningún niño pequeño ni se le permita beber agua de la piscina".

Fuente: YMCA Discover.


Recomiendo, por ende:

- Evitar la inmersión de la cabeza del bebé.
- Que si un padre o una madre desea ir con su bebé a la piscina, o enviar a su niño/a menor de 3 años a clases de natación infantil, lo debe hacer respetando la relación uno a uno en el agua, con el padre, la madre o un/a adulto/a responsable (o dos mayores con el bebé; pero nunca más de un bebé por persona adulta). Las clases de natación grupales deberán reservarse para niños mayores de 3 años.



(Aunque sea una imagen preciosa, según el artículo del YMCA hay que evitar esto).



(Así, sí).


Nota:  Eliminando este problema, ir a clases de natación con los y las menores de 3 años es bueno, dado que en el agua los/as bebés pueden moverse más y mejor, lo que produce una mejora de su desarrollo psicomotor. Y sobretodo, es muy divertido tanto para los padres y las madres, como pare ellos/as.

miércoles, 12 de enero de 2011

Mi opinión sobre la crianza natural.

Por favor, antes de comenzar a criticar o a hacerse ideas preconcebidas, le ruego enfáticamente que lea la siguiente entrada despacio y hasta el final, a pesar de su longitud. Gracias. Espero que disfrute con la lectura y no se haga demasiado pesada.

1- ¿Qué opino sobre la crianza natural?:

Ante todo, decir, simplemente, que estoy de acuerdo y apoyo la crianza natural. ¿Y qué pienso sobre el amantamiento y la leche materna? También estoy de acuerdo con la leche materna, y considero que, sin duda alguna, es muchísimo mejor que la leche artificial, dado que la primera aporta anticuerpos que previenen a los y las bebés de contraer enfermedades.

¿Significa eso que estoy en contra de otro modelo de crianza que no sea la natural, y, por ende, en contra de la leche artificial? No. En absoluto. Yo estoy a favor de ambas cosas, tanto de la leche artificial como de la natural.

La leche artificial no previene enfermedades, pero no determina que el/la bebé enferme. Un/a bebé, aun tomando leche materna, puede contraer enfermedades también. Pero obviamente el riesgo es mucho menor.

Asimismo tampoco las crea. Es decir, un/a bebé no va a adquirir las enfermedades que pueda coger por no tomar leche materna y, además de eso, va a coger enfermedades o problemas causados por la leche artificial (a menos que quien cuida del bebé sea torpe y le prepare un biberón lleno de agua hirviendo, por ejemplo). Simplemente estará expuesto/a a un mayor riesgo de contraerlas.

¿Por qué motivo también apoyo la leche artificial y un modelo que no sea la crianza natural? Porque en esta vida cada persona es diferente y tiene unas circunstancias distintas. Recordemos aquella frase del filósofo José Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Y porque nunca se sabe qué problemas o limitaciones pueden acontecer dentro del círculo familiar.

Si me limitase a ser exclusivamente pro-lactancia, impediría a muchas familias con problemas el poder criar a su bebé de otro modo, y también el que dichos bebés saliesen adelante.

Si me limitase tan solamente a ser pro-biberón, impediría a muchas mujeres el poder ejercer el derecho a dar el pecho.

Por consiguiente: Yo procuro que coexistan lo natural y lo artificial, para que la gente pueda ejercer su pleno derecho a ser libre, respetada y comprendida.

Indudablemente la lactancia natural aporta muchos más beneficios que la leche artificial. Pero nunca se sabe qué puede acontecer a una persona, o qué puede necesitar.

Asimismo, soy partidiario del sacaleches, y no como método sustituitivo de la teta, sino como método que puede ser empleado por aquellas familias que así lo deseen, como método sustituitivo en el caso de tener problemas, o como método complementario si es necesario o es lo que se quiere emplear.

También estoy a favor de que la gestación y el parto, o mejor dicho, la mujer en sí misma y el resto de los implicados (padre, bebé y terceras personas), sean respetados, y puedan llevarse los procesos a cabo con total libertad y satisfacción.

Pero eso no significa que determinados métodos artificiales deban desaparecer, pues puede ocurrir que existan problemas y sea preciso recurrir a dichos métodos; en cuyo caso serían beneficiosos.

Por ejemplo, si un o una bebé nace de forma prematura, y es necesario para su supervivencia que sea trasladado urgentemente a una incubadora, ¿por qué mantenerlo con la madre y/o el padre, si ello le va a causar la muerte?

No se trata de eliminar un lado u otro (natural frente a artificial); se trata de mantener ambas partes para hacer lo más razonable, en función del contexto que se dé y en función de los deseos y/o necesidades de los familiares.

En resumen: Cuando hablo del sacaleches, del biberón (preferentemente que contenga leche natural) o de la leche artificial, no lo hago como preferencias, sino como alternativas. Yo no trato ni de fomentar la teta solo, ni de fomentar el sacaleches ni la leche artificial exclusivamente. Trato de llegar a un punto central que permita a las familias acceder a medios acordes a sus posibilidades y limitaciones, y a sus gustos y necesidades. No  hablo de sacaleches y leche artificial para eliminar la teta; hablo de sacaleches y leche artificial para abrir puertas y eliminar fronteras y confrontaciones.

2- ¿Critico algo de aquella crianza que no es natural?:

Sí, critico ciertas cosas. Y critico, no el movimiento en sí mismo, sino a las personas radicales, y el hecho de que a una familia se le impida emplear biberón, sacaleches, leche artificial, como complemento o sustituto si es necesario.

No estoy a favor de aquellas personas que no quieren que otras sigan el modelo de crianza natural y que sólo se impongan el biberón o la leche artificial. Critico a aquellas personas que ven la gestación y el parto como de manera irrelevante, como un simple proceso absurdo.

Porque del mismo modo que podemos pedir que la mujer no sea exhibida como si fuese un objeto sexual, creo que permitir que se le practiquen una serie de pruebas u operaciones que sólo sirven para la comodidad del doctor o la doctora, es dejar que la mujer sea tratada como un ser que no merece ser tratado con respeto y como si su sexualidad no importase; al igual que ocurre con las mujeres a las que se les practica la ablación.

Opino que actúan incorrectamente aquellas personas que enjuician a quienes no hacen lo que ellas piensan (sin estar esas otras acciones fuera de un marco ético), y que ven en la maternidad y la paternidad (no nos olvidemos de este segundo punto, por favor, que me deprimo) un proceso irrelevante.

3- ¿En qué aspectos me opongo en relación a la crianza natual?:

Como comenté en la pregunta anterior: no critico al modelo de crianza en sí mismo (siempre y cuando entre dentro de un marco ético y legal), sino que critico a las personas a las personas radicales.

Estoy en contra del naturalismo aplicado a todos los ámbitos y contextos. Por ejemplo, el pedagogo Jean Jacques Rousseau decía que si un niño rompía un cristal con la pelota, debía de castigársele dejándole junto a la ventana para que se resfriase y aprendiese la lección de modo natural. ¡Por supuesto, señor Rousseau! Y dígame, si un niño o una niña, por desobediencia, cae a una piscina, ¿le dejamos unos segundos ahogándose para que aprenda la lección de forma natural? Jaj. ¡Por favor, seamos sensatos/as!

Me opongo a la postura de eliminar, o relegar a un puesto inferior, al padre en la crianza de su también hijo/a. La mayoría de las personas que apoyan la crianza natural, hablan de un padre que sirve sólo para apoyar emocionalmente a la madre en unos "días de delicadeza" o para cambiar pañales.

Y lo siento mucho, pero el embarazo, en primer lugar, no lo genera exclusivamente la madre; y, en segundo término, este proceso no es una enfermedad. Empero así es tratado: como una enfermedad. Tan solo hemos de fijarnos en los manuales y guías de embarazo. ¿Qué es lo que encontramos en ellos? La palabra síntomas. Sí, se habla de síntomas del embarazo; del mismo modo que se habla de síntomas de la gripe, síntomas de tal o cual enfermedad.

Pero no es así; el embarazo no es una enfermedad que deja atontada, frágil y torpe a toda mujer. El embarazo es un proceso fisiológico (bello o aterrador; eso depende de si es deseado o no, de las ideas previas que se tengan, etc), que varía en función de cada mujer. Y en tanto que varía dependiendo de quién es la gestante, se tendrán unas sensaciones u otras.

Es decir, que cuando la mujer da a luz, no necesariamente debe sentirse cansada, y no necesariamente debe necesitar el soporte del padre.

La concepción de "el padre sostiene a la madre", mantiene la tradición sexista "el hombre es fuerte y la mujer es débil, y por lo tanto el hombre debe mantener y hacerse cargo de la mujer".

Aunque pueden ocurrir casos como los que afirma la frase, también puede acontecer al contrario. Un hombre no siempre es fuerte emocionalmente y una mujer no siempre es débil emocionalemnte. Un hombre es un ser humano específico, único e irrepetible que sentirá, pensará y actuará de un modo distinto al de los demás hombres. E ídem con la mujer.

Al poner al padre como quien sostiene emocionalmente y la muejer quien se deja sostener, se están atribuyendo estereotipos sociales. Pienso que el error de muchos/as ¿feministas? de la diferencia y pro-lactancia, es el de mantener una postura cerrada, que no permite cabida a otros estereotipos o roles. Porque puede darse el caso de que sea el hombre quien sienta unas ganas enormes de tener al bebé y ser la mujer quien no quiere ni verlo (como sucede en cuando una mujer padece, desgracidamente, Síndrome post-parto). Puede ocurrir que el padre esté mal emocionalmente y que la madre tenga que sostener al bebé y sostenerlo a él. También puede ocurrir que el padre tenga que sostener tanto al bebé como a la madre. Puede ocurrir que ambas partes se sientan mal y precisen la ayuda de una tercera persona Y, en el mejor de los casos, puede ser que ambos estén bien, y no necesiten sustento alguno, y mantengan al bebé en conjunto.

Asimismo, del mismo modo que el embarazo no es una enfermedad, tampoco habríamos de verlo como algo que hay que tomarlo a la ligera, como si no fuese nada. Es un trabajo, más o menos costoso dependiendo de cada mujer, y perfectamente puede ocurrir que ésta necesite ayuda de su pareja.

El problema es que, por comodidad, vaguería y/o sencillez, atribuimos roles a cada parte, y cada uno debe mantener tal o cual función. Yo pienso que no debe existir un rol predeterminado, sino que cada familia ha de amoldarse al contexto propio y a las necesidades de la misma.

Yo no me quejo de que el hombre quede relegado a un segundo papel. Me quejo de que al hombre y la mujer se les atribuya un papel fijo. Para mí el hombre puede asumir el primer o segundo puesto en la crianza; y la mujer el primer o segundo puesto. No me molesta que el hombre se quede de “sujeta velas” si así lo decide la pareja. Me molesta que el hombre se quede de “sujeta velas” como norma general y (pre)establecida; como rol o función estereotipada por la sociedad (sexista).

¿Por qué no puede suceder que sea el hombre y no la mujer quien ama prufundamente al bebé? ¿Por qué no puede el hombre implicarse también en la crianza y educación de un/a hijo/a que también es de él? ¿Por qué no podría un hombre tomar una baja por paternidad mientras la madre trabaja? (considero que es mucho mejor que se tomen la baja ambas partes y que no tenga que trabajar ninguna cuando hay un/a bebé de por medio, mas no voy a meterme en la vida de nadie).

No pienso, repito, que la mujer que toma la baja sea mala madre. O que la mujer que decide dedicarse exclusivamente a la crianza sea una "maruja" o una boba. Pero es que opino que quien hace lo contrario tampoco lo es. Porque un hombre y una mujer valen por igual para cuidar a un/a bebé. La única diferencia es que la mujer sí puede amamantar (aunque esto con excepciones, pues existen casos de hombres que, aunque en menor medida, pueden dar el pecho. Véase la siguiente entrada del blog Basta de sexismo: http://bastadesexismo.blogspot.com/2010/01/amamantar-solo-para-mujeres.html).

(También puede buscar en la web escribiendo "hombres amamantando" o cosas por el estilo).

La madre no es el factor primario a quien sigue un/a bebé. El factor primario es aquella persona que más tiempo pasa con él/ella, y por lo tanto, quien le cuida, protege y le da más cariño. Es lógico que en una sociedad donde la mujer es quien más tiempo pasa con el/la bebé, ésta sea el factor primario. Pero en los casos en los que el bebé es cuidado más por su padre, será el padre. E incluso se dan casos en los que esta persona primaria está tanto, tanto tiempo con el niño o la niña, que el infante llega a cansarse, a aburrirse y a no hacer caso (dando la sensación de que se han deshecho "los lazos"). De ahí la importancia de que un/a bebé entre en contacto con más de una persona cuando crece. 

Es más, cuando un/a bebé crece y deja de necesitar como base el cuidado y la alimentación, para pasar a ser su base el aprendizaje y la exploración, puede ocurrir que el niño o la niña desee más a sus maestros/as que a sus propios familiares; dado que son los y las docentes quienes más cosas enseñan a los y las infantes (no es una norma general; sólo aviso de que puede ocurrir).

Con ello no trato de quitar valor a la madre. En absoluto. Lo que trato es de que deje de atribuirse valor exclusivamente a la figura de la madre, para atribuirse valor a  la persona que ha tenido el amor, la honestidad y la gratitud de brindar apoyo, ternura y cuidados al bebé; independientemente de si se trataba del padre o la madre biológicos, del padre o la madre adoptivos, del padre solo o la madre sola, del abuelo o la abuela, etc.

¿Por qué? Porque, para mí, padre y madre no se  nace. Padre y madre se hace con el tiempo.

Dijo Miguel de Unamuno: "Hijo no es tanto aquel a quien engendramos, como aquel a quien ponemos en su lugar".

Lo mismo pienso de los hijos y las hijas con los padres y las madres.

Yo digo, además: "Padre o madre no es tanto aquella persona que nos da la vida biológicamente hablando, como aquella persona, indistintamente de quién se trate, que nos cuida, que nos protege, que nos ama, que nos educa, que nos lleva a ser humanos y nos da una vida, más que biológica, esencialmente humana".

En absoluto remito al sexismo y al patriarcado, como podrían pensar algunos/as. Remito a la eliminación de contextos generalizados, de estereotipos y roles sociales fijos, y en su lugar trato de permitir la posibilidad de cada pareja de rotar sus roles, asumiéndolos todos si se quiere.

Por ejemplo: sostengo que es un error decir que el hombre ayuda a la mujer en las labores de casa. Esta frase implica pensar que la responsabilidad recae sobre la mujer, pero el hombre le ayuda. Yo opto por decir que ambos se ayudan mutuamente y que son responsables de unas labores que pertenecen ambos.

Esto, aplicado a la pater-maternidad, significa que el hombre no sostiene a la mujer (sobre la cual recae la responsabilidad), sino que ambos mantienen las misma responsabilidad (cuidar a un bebé que pertenece a los dos) y ambos son colaboradores de un equipo; y no exclusivamente un ayudante el uno del otro.

Si se da un caso en el que la mujer se encontraba agotada y mal, pues no niego que el hombre deba “ayudarla” y “sostenerla”; pero si no se da tal caso, ¿por qué seguir tal patrón, si no se desea o no se precisa?

En resumen: Elimino el matriarcado y el patriarcado, para proponer lo que mi novia y yo denominamos como isotriarcado o equitriarcado (gobierno de hombres y mujeres por igual). Aunque para ella y para mí lo más óptimo sería la anarquía, pero eso ya es otro tema.

Prosigo:

Opto por el sacaleches y el biberón en tanto que permite al padre alimentar a su también hijo/a. No obstante, no afirmo con ello que la madre que no deja hacer esto es egoísta y mala, aparte de estar esclavizándose (frase opuesta a lo que promueven muchas pro-lactancia y ¿feminstas? de la diferencia: que toda madre que no practica la crianza natural y la teta es mala y egoísta).

Si una familia lo necesita o lo desa, perfecto. Todos/as de acuerdo. Pero no es para mí una norma general y obligatoria, pues puede ocurrir que la mujer se agobie o se sienta mal al amplearlo, lo cual no sólo es perjudicial para ella, sino que también para el/la bebé, pues ésta le transmite sus sentimientos.

En este caso, el hombre, pienso, no puede obligar a su mujer a someterse a un proceso en el cual, dado que el cuerpo es de ella, tan solo ella debe decidir. Es un asunto en el que debe primar el deseo de la mujer y no del hombre.

En un comentario de la entrada "El mito de la vinculación madre-bebé. Otra hipótesis para fomentar la culpa de la mujer", se me dijo que yo quería quitar el bebé a la madre y dárselo al padre.

En absoluto. El bebé no lo considero un objeto que pertenece a la madre (principalmente porque un gameto se forma mediante una célula masculina y otra femenina, y no a partir de un óvulo solo); pero tampoco considero que pertenezca al padre exclusivamente. El bebé lo considero un ser humano del cual debe hacerse responsable tanto la madre como el padre. Por ende, yo quiero implicar al padre en la crianza, no "quitar" el hijo o la hija a la madre (por cierto, pienso que un/a persona no pertenece a otra persona; es decir, no considero que el o la bebé pertenezca a la madre y al padre. Pienso que un ser humano es de sí mismo y se pertenece a sí mismo. Pero eso es otro tema).

4- La teta con patas frente al biberón endemoniado. El problema del feminismo:

Sé que el título puede hacerle sacar conclusiones precipitadas. No obstante, no se precipite y siga leyendo. Solo he puesto este título para captar la atención, pues sé que hasta este punto la lectura puede haberse hecho pesada, y el posible sobresalto que debe haberse llevado con el título, quizá le haya despertado un poco.

Existe un gran problema entre quienes defienden el pecho de forma exclusiva y radical, y quienes defienden el biberón a ultranza: a priori, parece que cuando se apoya que la mujer dé el pecho, con ello se esté fomentando que la mujer se quede en la casa y no trabaje; es decir, que se promuevan los roles en función del sexo. Asimismo, es muy probable que los y las pro-lactancia, se alarmen con muchos y muchas feministas de la igualdad cuando comentan que estar con un/a bebé en casa es sumisión.

Lo cual conduce a la postura que defiende el biberón y el trabajo de la mujer fuera del hogar, a ver a las mujeres que dan el pecho como "tetas con patas"; y a las mujeres que practican la lactancia exclusiva, a ver a quienes no lo hacen como promovedores/as de un "biberón endemoniado".

Ahí entramos en un problema que, pienso, ha generado la sociedad machista con el propósito de mantener los grupos feminsitas aislados, y así ganar más fuerza y terreno; o en un conflicto que ha surgido por parte de los y las feministas, y que debería ser solventado, bajo mi punto de vista, lo antes posible.

Pienso que ambas partes tienen que comprenderse recíprocamente. Cuando se apoya un anuncio o comentario en el que una mujer da el pecho, no tiene por qué estarse apoyando que la mujer no trabaje fuera de casa, sino que, en su lugar, se apoye más bien su derecho a ser madre. Cuando se apoya un artículo en el que la mujer ha decidido dar biberón y trabajar, no se apoya un fenómeno de "anti-lactancia", sino que la mujer también adquiera prestigio fuera del hogar.

Opino que, antes de criticar estas cosas, tenemos que tratar de pararnos y tomárnoslo todo con calma, y de comprender a esa otra parte (a menos, claro está, que haya llegado a radicalismos, insultos, agresiones, etc), pues en numerosas ocasiones no se da una opinión en contra porque realmente se está en contra, sino porque en un principio da la sensación de que la opinión opuesta impide ejercer la propia postura.

No obstante, sin ir más lejos, estoy plenamente convencido de que trabajar y ser madre/padre puede ser compatible. Y que el hecho de que existan mujeres que dan el biberón o que se quedan en casa no impide que otras mujeres den el pecho y/o vayan a trabajar fuera del hogar.

¿Solución? En lugar de cortar hacia abajo (que las que dan biberón no tengan biberón, y que quienes quieren dar el pecho no puedan dar el pecho), hay que tirar hacia arriba. ¿Qué significa eso? Que se dé valor a ambas partes, y que aumente la visión del número de hombres implicados en el hogar. Y sobretodo, diálogo, para que no exista "una guerra civil" que impida luchar fuertemente contra el machismo en particular y el sexismo en general, y se le pueda hacer frente desde todos los lados (tanto desde la dignidad de la mujer en el trabajo como el trato humano y digno en los procesos de gestación, embarazo y crianza; así como en el derecho del hombre a ser padre).

5- ¡Estar atentos/as a posibles engaños o trampas!:

Lo que voy a comentar a continuación es una hipótesis personal; una conclusión a la que he llegado tras adquirir una buena base de conocimientos de historia:

Pienso que hay épocas en las que gana primacía una postura frente a otra, y siempre con intereses económicos. Es decir, que hay ocasiones en las que puede parecer que la mujer gana terreno en un ámbito u otro, pero en realidad no es más que un engaño de la sociedad para aprovecharse de ella. Una vez que cambie la época, todo lo que parecía ganado se perderá.

¿A qué me refiero? A lo siguiente:

5.1- En épocas de crisis económica y de aumento de paro, es posible que gane terreno la crianza natural y la leche materna, para lograr "convencer" a las mujeres de que se queden en casa y no trabajen fuera del hogar, con el objetivo de conseguir:

- Reducir la competencia social. Si la mujer se queda en el hogar en épocas de crisis, la competencia social disminuye.

- Reducir las tasas de paro.

- Reducir el gasto público (por ejemplo en escuelas de Educación Infantil).

- Acallar los movimientos feministas.

Ya en el siglo XVIII, cuando más auge comenzaban a alcanzar los movimientos feministas, espontáneamente surgieron una serie de hipótesis (unas amenazantes; otras, benevolentes), dirigidas hacia la figura de la madre y la crianza.

Hoy día, pienso, con la crisis económica, está surgiendo lo mismo: de repente toma más impulso la crianza natural y la lactancia materna; están eliminando guarderías públicas; están comenzando a plantear pagar a la mujer que se quede en casa (cosa de la cual no estoy en contra; pero se hace justo ahora. ¿No parece extraño? Además, no se paga al hombre que quede en el hogar); y se ha ampliado la baja por maternidad, pero no se habla de la baja por paternidad.

5.2- En épocas de auge económico o de necesidad de mano de obra femenina, adquiere prestigio que la mujer trabaje, y pierde valor la crianza. A simple vista puede parecer un logro para la mujer en la vida laboral; pero cuando vuelve la etapa de crisis económica, vuelve a adquirir importancia el punto 1.

Por ejemplo, cuando todos los estudios "comprobaban" que la mujer era menos inteligente que el hombre y ésta no debía estudiar en la Universidad, sino que tenía que quedarse en casa, de pronto, a raíz de la II Guerra Mundial, todos los estudios demuestran que una mujer vale para estudiar y para trabajar, y que la leche artificial es mejor que la materna.

¿No parece extraño todo esto? A mí sí me lo parece. Por eso pienso que hay que andarse con ojo y no vender la piel del oso antes de cazarlo.

6- Resumen:

No pretendo quitar valor al trabajo femenino fuera de casa, ni en la labor gestante, ni al dar a luz, ni a la crianza ni a las tareas del hogar. No pretendo borrar de la hisotria la crianza naturall. No pretendo imponer al hombre en la crianza o en la sociedad como ente superior a la mujer.

Deso abrir puertas y eliminar barreras. Deseo que todo ser humano, hombre o mujer, se encuentre a gusto con su vida y pueda trabajar fuera o dentro del hogar (aunque pienso que hay que hacer más hincapié en el trabajo fuera de casa, pues el trabajo en casa está a un paso, mientras que las labores fuera del hogar por parte de la mujer están a años luz de estar bien valoradas). Deseo que los niños y las niñas sean criados/as y educados/as del mejor modo posible, incluyendo en esto una educación no sexista. Deso que prime el amor y la libertad ante el disgusto y la esclavitud. Deso que el hombre sea visto también como un ser capaz de dar ternura y a la mujer como un ente capaz de valerse por sí misma. Deseo que padres y madres valgan por igual y se encuentren en un mismo plano dentro de la sociedad y de la familia. Deseo que ningún hombre y ninguna mujer sea criticado/a por decidir seguir un modelo u otro; es decir, que una mujer tenga la misma oportunidad de dar biberón como de dar la teta, y el hombre tenga la misma oportunidad de obtener una baja por paternidad (amplia y remunerada), al igual que la mujer.

Deseo que si en un futuro soy padre, tanto la sociedad como mi hijo/a no me vea como un ayudante de mi pareja o como una co-madre. Quiero que se me vea como un padre; y como un ser también capaz de cuidar, criar, educar y amar a mi hijo/a.

Deseo, para finalizar esta entrada, que exista la tolerancia, el amor y la libertad de ser quien uno/a es, y no quien se dicta que debería ser. Es decir, que cada cual pueda seguir su propio camino.
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